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Mi nombre Ramonika. Nací en los Estados Unidos Mexicanos en la ciudad de Hermosillo Sonora, un 8 de Marzo. Soy una apasionada de la lectura y la escritura.

9/28/24

VACACIONES DE HORROR

 


Vacaciones de terror

 

En las montañas, lejos de la gran ciudad, un coche deportivo se acerca a una casa de campo que se encuentra al lado de un lago y escondida entre los árboles.

En el coche van dos bellas jóvenes, una rubia y otra monera. Ambas cantan, o más bien dicho gritan, porque su viaje ya está llegando a su fin.

Al llegar a la casa les está esperando Mario, un señor mayor, con aspecto bastante desalineado y cara de pocos amigos. 

Mario es el guarda de la casa. Se encarga de su mantenimiento durante todo el año.

Al parar el coche, Daniela, la chica rubia, saluda a Mario y baja del coche.

 

—Hola señorita Daniela, ¿qué tal fue el viaje? Ya tiene la casa totalmente preparada.

—Hola Mario, un viaje tranquilo, muy relajante el camino hasta llegar aquí. Ufff…cuánto tiempo sin verte hombre. 

—Cierto señorita, mucho tiempo.

—Es verdad, Mario —contesta en tono triste Daniela—. Desde que murió mi hermano he sido incapaz de venir por aquí. Pero las heridas se curan, el tiempo pasa y hay que seguir adelante.

 

Hay un momento de silencio y Mayra, la amiga de Daniela, no sabe cómo actuar ni que decir; prefiere mirar y llamar, hasta que por fin Mario rompe ese instante de incertidumbre.

 

—Bueno señorita. Compre alimentos y bebidas para las dos semanas que van a estar en la casa. No les faltará de nada. los depósitos de gas y gasolina están totalmente llenos. O si lo también prefiere les he preparado unos leños para la chimenea. Ya sabes que, aunque sea verano, aquí refresca mucho por la noche.

—Gracias, Mario. Tú siempre tan predictora — contesta Daniela.

—Una cosa más señorita, les dejaron una lancha en el muelle aparcada por si les gusta navegar por el lago o ir de excursión por la otra vertiente.

—¡Oye, Daniela! —dice Mayra—. Así da gusto venir de vacaciones con todo incluido.

Los tres se miran, ante las palabras de Mayra y no pueden evitar estallar a carcajadas, incluso Mario que es un señor bastante serio.

Las dos amigas sacan todo el equipaje y se miran alegremente.


 Al fin podrán pasar dos semanas totalmente solas y apartadas, lejos de las críticas de la gente juntas para disfrutar de su amor.

Se apuraron en metros sus cosas a la casa.

Lo tenían todo en ese lugar paradisíaco. Lejos estaban de imaginar lo que estaba a punto de pasar. 


Dos hombres con mala intención las estaban observando desde la colina que estaba detrás de la casa.

Al entrar las dos amigas tiran las maletas al suelo.

Se miran fijamente. 

 

—Por fin estamos solas y disfrutaremos de unas merecidas vacaciones a nuestra medida —dice Mayra con excitación, se funden en un tierno y dulce beso, mientras sus manos recorren cada parte de su cuerpo.  

 

Están tan acarameladas que no se dan cuenta que han dejado la puerta de la casa abierta.

 

—Vamos mi amor a la cama que no puedo esperar más —con voz sensual dice Daniela a Mayra—.

Quiero hacerte todo mío.

 

Ambas chicas se cogen de la mano y se dirigen al dormitorio más grande de la casa que tiene una única cama.

Una vez dentro, el juego de besos y caricias continúa. Mayra empieza a desvestir, prenda por prenda, a Daniela. A quien tiene encima suyo en la cama, donde continúa disfrutando del placer de entregarse una a la otra. Habían esperado tanto las vacaciones, deseando estar más tiempo juntas y por fin ahí estaban, en esa habitación gozando del placer de amarse las dos.

Ambas pasaron por alto la seguridad, dejando la puerta abierta sin imaginar lo que estaba por pasar. Dos exconvictos, asesinos y depravados sexuales, que habían escapado de la cárcel del Estado, hacía unas semanas, se habían alojado en las montañas justo en la colina detrás de su casa esperando que Mario, el guarda casa, se alejara. Pero por azares del destino y para mala suerte de las jóvenes llegaron en mal momento, las cosas estaban por dar un giro fatal para ellas, que solo deseaban pasar unos días en total libertad disfrutando del amor que las unía.


En la habitación Daniela y Mayra continuaban besándose y acariciándose, ante la mirada depravada de aquellos dos hombres, que ya estaban dentro y que ninguna de las dos vio venir.


De pronto, Mayra empujó abruptamente a Daniela quitándosela de encima y saltando de la cama.

 

— ¿Qué te pasa? —dijo Daniela ante la mirada aterrada de Mayra. 

Daniela se gira hacia atrás y mira a ese par de hombres que las miraban sin decir palabras. Estaban armados, con un cuchillo y pistolas en las manos.

— ¿Quiénes son ustedes?, ¿qué quieren? —gritó Daniela con voz temblorosa—. Si han venido a robar les advierto que no tenemos nada de valor, más que el coche y pueden llevárselo, las llaves están en el recibidor, pero por favor no…, nos hagan nada — replicó Daniela mientras Mayra temblaba junto a la pared.  

 

Los dos hombres se vieron y rieron sínicamente las cogieron por el cabello. 

 

—A ver… muchaschitas estúpidas, ¿tenemos cara de vulgares ladrones? 

Nuevamente los dos hombres se carcajearon frente a las chicas, que solo decían:

—Por favor, no nos hagan nada les daremos lo que pidan.

 

Cogieron con más fuerza a Daniela, por los pelos; casi podía notar como su cuello cedía ante la fuerza de aquel hombre.

 

— ¿Cómo te llamas? —le preguntó. 

—Daniela, me llamo Daniela, por favor te daré lo que me pidas, pero no nos hagas daño —repetía muy asustada.


Seremos nosotros los que te daremos a ti una lección de vida, atenta jovencita, ahora verás cómo se folla un hombre a tu amiga, dale compañero que sepa que es un macho esa hembra y no una gallina de gallinero ja, ja, ja.

 

Uno de ellos, se reía a carcajadas mientras el otro se llevaba a la cama a Mayra, ante la mirada de Daniela que nada podía hacer para ayudarla, pues ya la había sujetado a una de las sillas de aquella habitación frente a la cama, donde los pervertidos abusaban al mismo tiempo de Mayra, quien lloraba y lloraba.

 

—¿Te gusta lo que ves? Jovencita —le preguntaba cogiéndola por el cabello bañándola en su orina. 

—Después de comer vendrá tu turno, nos vamos a divertir mucho los cuatros, te aseguro que serán tus mejores vacaciones, princesita de ciudad. 

 

Por la mente de Daniela, pasaban tantas cosas, hubiera querido arrancarle la lengua con sus manos y sacarle los ojos por haber abusado del amor de su vida, la mujer que tanto amaba. Lágrimas rodaban por sus mejillas mientras Mayra apenas se movía tras el abuso y la paliza recibida.

Aquellos dos hombres cerraron las ventanas de la habitación dejándola en total oscuridad, apenas se podía ver en su interior.

Vendaron sus ojos, las ataron de pies y manos de tal modo que sería muy difícil pudieron escapar, les dejaron la boca libre para hablar, pues sabían que nadie las escucharía gritar en aquel lugar, sabían muy bien que tenían unas semanas para hacer de ellas lo que quisieran antes. . . que el viejo guarda casa volviera.

Luego, aquellos abusos los malvados bajaron a comer y beber a sus anchas, mientras se reían:

 

—Vaya bienvenida nos acabamos de dar, regalo del cielo mi hermano, lástima que al irnos las tengamos que despachar.

 

Entretanto, las dos amigas sin poderse abrazar se hablaban bajito con la delicadeza de dos niñas asustadas, en la oscuridad y esperando ser salvadas por Mamá y Papá.

Lo siento tanto…, lo siento tanto —repetía Daniela a Mayra, quien apenas pronunciaba palabras. Estaba tan adolorida, aquellos hombres le habían propinado una golpiza mientras abusaron de ella.

Además, Mayra era virgen y Daniela no lo sabía. 

 

La joven, jamás  olvidaría aquella horrible experiencia.

Al cabo de unas horas, cuando al fin logró articular palabras, solo dijo: 

—No es tu culpa Daniela, son unos malditos, pero te juro que si me dan oportunidad los haré pagar mi sufrimiento. Y cualquier cosa que nos hagan será nada, comparado con lo que desde este momento deseo yo hacerles a ellos.

—Tenemos que ver cómo escapar de ellos Mayra y la mejor manera es llegar al bote —le dijo Daniela.

—Ahora solo quiero dormir Daniela mañana ya pensaremos cómo escapar 

—respondió Mayra muy cansada. Y, en medio de aquella oscuridad, se echó a llorar en silencio hasta quedarse dormida. 

 

Mientras, abajo los dos hombres bebían cerveza sin parar y burlándose de las jóvenes.

 

—Pero qué buena está la morena, no te puedes quejar, vi cómo le enseñaste qué es follar, lo vi en su rostro, era su primera vez. ¡Así es Mateo, la morena estaba de estreno!, ¿tú crees que la rubia lo esté?

—Ya veremos Raúl, mañana le damos su regalito —anunciaron en medio de tremendas carcajadas y siguieron bebiendo. 

 

Al día siguiente aquellos hombres se levantaron muy tarde y bastante crudos. Siguieron bebiendo y mientras preparaban algo de comer, planeaban qué hacer y cuánto tiempo estarían en aquel lugar. 

 

—Mira Mateo, pienso que, aquí estamos seguros. Por lo menos un par de semanas tenemos provisiones y ese par de mujeres para divertirnos sin costo. ¿Cómo lo ves tú? —Yo digo que nos quedamos, luego nos desharemos de ellas, cogemos su auto, dinero y nos vamos a la frontera donde cada uno agarra por su lado.

Venga Raúl, apruebo tu idea y no olvides esta tarde agasajamos a la rubia para deleite de la morena. ¡Qué par de nenas!, ¿quién diría que al llegar se divertían entre ellas?

 

Después de comer, Raúl y Mateo, siguieron bebiendo sin ningún miramiento durante varias horas. Cuando ya estaba empezando a oscurecer decidieron ir a la habitación de las chicas para poner en práctica las nuevas perversiones que se les habían ocurrido.

Mientras tanto, en la habitación Mayra y Daniela estaban desorientadas tras haber dormido unas horas. Ellas pensaban que lo ocurrido no era real, que seguro era una pesadilla. Y justo en ese momento se abrió la puerta de la habitación y ahí estaban Mateo y Raúl, con esas sonrisas para hacer realidad toda aquella pesadilla de la que creían despertar. Para desgracia de ellas nada era un sueño, todo era real. El horror estaba nuevamente por empezar.

Los dos amigos olían tanto alcohol y sudor que tardó un instante en impregnarse el ambiente de ese olor desagradable, que  en el encierro de las dos chicas lo hacían insoportable.


Entre risas y palabras malsonantes Mateo y Raúl se dirigieron a donde estaba Daniela.

 

—¡Ven aquí puta rubia! —dijo Raúl mientras cogía del brazo a Daniela de malas maneras apartándola de su amiga Mayra—. Te vamos a hacer disfrutar como lo que eres, una sucia ramera niña bien.

—¡Por favor, dejadnos en paz! —gritó Mayra impotente.

—Tú calla, morena del demonio. Que vas a ver cómo nos follamos a la guarra de tu amiga. Ja, ja, ja, ja, ja. 

 

Entre insultos y mofas dijo Mateo, mientras le quitaba la venda de los ojos.

Raúl encadenó a Daniela a una de las vigas del techo mientras gritaba y pataleaba desesperadamente intentando zafarse de su raptor, ante la mirada aterrada de Mayra que estaba tirada en el suelo y suplicaba a gritos: 

 

¡Déjenla, no le haga nada!

 

 A continuación, Raúl, le quitó toda la ropa dejándole únicamente la venda de los ojos.

 

—Tranquila princesita —decía Raúl entre risas— que pronto vas a gozar de lo lindo.

 

Aquellas dos jóvenes no imaginaron vivir tan cruel horror en manos de aquellos despiadados que abusaban de ellas sin pudor, de nada valían las súplicas, los gritos…

Nadie acudiría para ayudarlas.

Unas horas más tarde, llegó la oportunidad que Mayra tanto había esperado. Ella aprovechando que los dos amigos salieron pavoneándose de las vejaciones propinadas a su amiga, que todavía estaba atada a la viga del techo, no se había dado cuenta que entre tanto forcejeo las ataduras de Mayra se habían aflojado.

Mayra desatándose como pudo y sin perder tiempo, anudó las cortinas de la ventana. Antes de salir miró a su amiga y le dijo: 

—Tranquila Daniela volveré con ayuda, no desesperes.

 

Tras descender por la ventana salió corriendo en dirección al lago y sin mirar atrás. Una vez allí, miró para ver dónde estaba la barca. Se encontraba a pocos metros de ella. Sin perder nada de tiempo se subió a ella y se puso a remar.

Quería ir a la casa que tenía Mario,los dos delincuentes desconocían su existencia.

La navegación se le hizo muy lenta, debido a la poca luz que había,y porque se sitia un tanto mareada. Tras unos minutos que se le hicieron interminables, por fin llegó a la otra vertiente. 

Mayra, bajó de la barca casi sin resuello, pero las ganas que tenía de ayudar a su amiga Daniela le hicieron sacar fuerzas de donde ya no las tenía. Luego emprendió la carrera hacia la cabaña.

Al llegar casi no podía respirar por la fatiga que tenía. Lanzó una mirada a la casa para ver por dónde podía entrar. Decidió ir a la parte trasera. Vio que había dos grandes ventanas. Cogió una piedra que tenía al lado del pie y rompió unos de los cristales. Tuvo mucho cuidado de no cortarse cuando al abrir la ventana 

Una vez dentro, se apresuró en buscar los utensilios que podría utilizar para defenderse de los delincuentes. Primero fue a la cocina y revolvió en los cajones hasta dar con unos cuchillos de considerable tamaño y decidió cogerlos. A continuación, se dirigió hacia el salón donde encontró una escopeta encima de la chimenea, la cogió y se puso a buscar los cartuchos. Estos estaban dentro de uno de los cajones de una pequeña cómoda.

Mayra, estuvo un buen rato buscando por toda la casa mirando y cogiendo todo lo que consideraba que le podría servir: dos grandes cuchillos de cocina, la escopeta con los cartuchos, unas cuerdas y una pistola de clavos. Todo esto lo metió en una gran bolsa de deporte que estaba en el lugar.

Mayra pensó que era el momento de tomarse un descanso y planificar cómo atacaría a los delincuentes. Después, tomó un cartón de leche y una lata de refresco, una bolsa de frutos secos de la cocina y se sentó en el sofá del salón.

Mientras tanto, en la casa de Daniela, aquellos hombres se despertaron, Raúl y Mateo. Al ver que faltaba una de las chicas decidieron que Raúl tenía que ir a buscarla mientras Mateo se quedaba en la casa vigilando a la otra chica.

 

—Venga Raúl, ve a buscar a esa guarra que cuando venga va a tener doble fiesta —dijo con mucha sorna Mateo y rieron los dos.

—Venga, dejemos de risas. Yo voy ya —comentó Raúl.

 

En la casa de Mario estaba sentada Mayra con una ligera sonrisa en su cara. Todo lo había pensado al milímetro y decidió que ya era el momento de ir a salvar a su amiga.

Al llegar a la casa vio que Mateo estaba en puerta vigilando, entonces pensó que Raúl se habría ido a buscarla. Las cosas se le fueron facilitando bastante.

Se dirigió a la ventana por donde había bajado.

Observó que todavía estaban las sábanas atadas. —Los muy tontos se han dejado las sábanas tal y cómo las dejé —comentó Mayra con una sonrisa en la cara.

 

Mayra escaló con gran agilidad hasta la ventana. Al oír ruido, Daniela, que ya estaba en la cama tumbada y atada, estuvo a punto de gritar. Menos mal que Daniela actuó rápido. 

 

—Tranquila Daniela, que soy yo.

 

Rápidamente Mayra se dirigió hacia Daniela y sacó uno de los cuchillos del bolso para cortar las cuerdas. Tras quitarle las vendas de los ojos, las dos amigas se miraron y se fundieron en un beso.

 

—Tranquila mi amor —dijo Mayra—. Dentro de poco todo habrá terminado.

—Eso deseo mi vida —contestó Daniela entre lloros—. La espera se me ha hecho eterna y no sabía si volvería a verte.

 

Tras un instante de silencio.

—Bueno Daniela tenemos dos opciones: nos marchamos y corremos el riesgo de que nos atrapen o atrapamos al sujeto que está en la puerta y cuando venga el otro, hacemos lo mismo con él —dijo Mayra con firmeza—. Los dejamos atados hasta que venga la Policía por ellos.

 

Ambas amigas estaban decididas a terminar por fin esta pesadilla y se pusieron manos a la obra.

Daniela se colocó detrás de la puerta con un rodillo de madera que cogió de la cocina. Mientras tanto, Mayra se escondió detrás de un mueble cercano a la puerta.

De repente, Daniela empujó con fuerza un vaso de cristal al suelo. El ruido alertó a Mateo que estaba tranquilamente fumando un cigarro. Él no tardó en abrir la puerta y entrar.

 

—¡Qué narices es esto…! 

 

Sin embargo, no llegó a terminar la frase porque Daniela le propinó tal golpe con el rodillo que cayó al suelo inconsciente al instante.

—Bien hecho, Daniela —dijo Mayra con una sonrisa.

 

Las dos amigas no perdieron el tiempo. Ellas atacaron rápidamente a Mateo, le taparon la boca y la llevaron a la habitación donde las habían tenido encerradas.

Tanto Mayra como Daniela, estaban en tal grado de nerviosismo y excitación, que la espera a Raúl dentro de la casa se les estaba haciendo eterna.

Tras dos horas de espera oyeron sus gritos afuera.

 

—¡Mateo! ¡Mateo! Ya estoy de vuelta. No he sido capaz de encontrar a esa guarra. —dijo con voz de pocos amigos.

 

Mateo no iba a contestar, eso era evidente. 

Daniela y Mayra se colocaron en la misma posición y esperaron que la puerta se volviera abrir. Pero eso no ocurrió porque Raúl se sentó en la calle y subió un cigarro.

 

--¡Mateo! ¡Mateo! —volvió a llamar a su amigo.

Todo sigue en silencio

 

—Seguro que este idiota se ha pillado una cogorza aprovechando que estaba solo —protestó malhumorado Raúl.

 

El nerviosismo de Mayra y Daniela fue creciendo por momentos ante el temor que Raúl, sospechase que algo no iba bien.

Tras terminar el cigarro Raúl se dirigió a la puerta de la casa, giró el picaporte y muy despacio entró a la casa. Tan despacio entró que Daniela se precipitó y cayó el golpe con el rodillo.

 

—Pero ¿qué coño intentabas hacer zorra? —gritó Raúl mientras le propinaba un puñetazo en la cara que tiró a Daniela al suelo casi sin sentido.

 

Raúl se abalanzó rápidamente sobre el cuerpo tendido en el suelo de Daniela y empezó a golpearla de nuevo.

Mayra paralizada no sabía qué hacer. Ante los gritos de su amiga sacó el poco valor que le quedaba y cogiendo un jarrón que estaba encima de la cómoda se lo estampó en la cabeza a Raúl y provocó que cayera fulminado.


Entre lloros y risas Mayra y Daniela se fundieron en un abrazo.

Por fin la pesadilla había terminado y la luz se hacía de nuevo en sus vidas.

  Aquellos dos hombres ahora atados e inconscientes pagaría caro todo el mal que hicieron a estas dos chicas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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